Me gusta hacer listas. Apuntar lo que necesito, lo que ya he hecho y lo que haré. De verdad que las adoro. Simples, fáciles y prácticas, así son ellas. Tengo listas serias y de chorradas vitales.
Ordenadas, donde hay un rango: un primero y un último. Y todos ellos llevan muy bien eso de estar en su papel. Cero conflictos, solo paz y armonía.
Hay una de mis listas a la que tengo adoración, y es la de mis objetivos. Una muy breve y corta comparada con las demás, pero a la vez muy ambiciosa. En esa lista, puedo decir (de hecho, es lo que hago) que he tachado en ella el primer objetivo. ¡El primero! El top ten de la lista logrado.
Y así me quedo, tan feliz. Pensando en el próximo objetivo, en la siguiente meta. ¿Qué cual es? Pues el objetivo que hace que sea como soy y que vea como veo. ¡SOY PERIODISTA!
El periodismo es ahora realmente mi vida, no me importa dónde o cómo vaya a ser el mañana siempre y cuando él esté. Es una relación de amor a veces poco agradecida, pero es que cuando hay amor... ¡Todo se puede!
Una excusa más por la cuál no dejo de sonreír. Un cosquilleo en el estómago cuando vas a la redacción al reencuentro. Reencuentro que nunca se va. Sigues la noticia hasta sus últimas y más allá, porque luego hay que hacer retroespectiva y ver lo que ha cambiado a partir de que ella saliera. Cuando se está enamorado solo se quiere gritar, y decirlo a todo el mundo, pero sobre todo compartirlo.
Nervios, por la responsabilidad que esto conlleva. Mecanografiar rápido pero con rigor, con mil ojos y oídos para hacer un trabajo requetebien, porque el Periodismo es EXCELENCIA.
Reconozco que estoy enamorada de esto, mi amor para toda la vida, ¡mi amor incondicional tiene nombre! El nombre más bonito del mundo: Periodismo. No sé os habrá pasado, pero siento que es el momento y que es aquí exactamente donde tengo que estar. Tengo una vocecilla que no para de decirme que me esperan cosas grandes. No me importa trabajar los fines de semana hasta las doce de la noche, no me importa cobrar una miseria, no me importan los 'peros' de esta relación, porque me mola más su esencia. Un fondo que espero que algún día sea reconocido por todos, para que realmente no se nos vea (¡ya puedo decir 'nos'!) como ogros.
Esa esencia de la que hablaba es la de trabajar para vosotros, por los ciudadanos, por mis padres, por mis amigos y por toda aquella gente que no conozco y que probablemente no conoceré. Trabajar para que sepáis que pasa en este mundo de locos. Sé que a veces os hemos podido defraudar, pero tened fe, porque hay más buenos que malos. Y aunque estáis enfadados con nosotros leednos, escuchadnos e informaros, no dejéis de hacerlo por castigarnos, sino hacerlo (aún más si se puede) para que esto funcione, para que esto de la democracia y del sentido de comunidad salga bien.
Y es que irradio felicidad, alegría. Porque ya hice una de mis máximas en mi vida. Ahora que terminé la universidad, toca estudiar. Sí, seguir haciéndolo con más ganas, profundidad y ahínco. Ya puedo borrarlo de mi lista, y... a por otra cosa, que aún queda mucho por hacer. Muchísimo. Cuando se termina hay que ir a por más. Y os aseguro que tengo muchos 'más' en mi lista. Y muchas más listas. Listas que, reconozco, suelo perder, pero no olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario