jueves, 8 de mayo de 2014

A San Pedro... ¡en barco!


Más de 550 personas peregrinaron con la Conferencia Episcopal Española para ir a Roma a las canonización de dos Papas 

Está ya grabado a fuego en la memoria de millones de personas esta fecha: 27 de abril de 2014. Un día histórico, 4 Papas presentes en una multitudinaria celebración: Juan XXIII, Juan Pablo II, el Papa emérito, Benedicto XVI, y el Papa Francisco. 

Desde la Conferencia Episcopal (CEE), 580 peregrinos salieron rumbo a Roma a vivir en primera persona este evento. Todo estaba listo para esta canonización. La emoción se palpaba, todos los peregrinos querían estar cerca de estos santos y ver al Papa Francisco que, para la mayoría, era su primera vez. 

Salieron 11 autobuses desde Barcelona organizados por la Conferencia Episcopal Española (CCE) para ir en peregrinación a la canonización de estos Papas. Fueron 16 diócesis de toda España las que zarparon en barco el jueves 24 de abril a las 22.30 rumbo a Roma. Los 580 peregrinos que acudieron estuvieron dispuestos a dar ejemplo con su testimonio y a rezar frente a esta escena irrepetible.

Este ferri se llenó de oración, estaba lleno de alegría, música y guitarras. Los peregrinos más jóvenes tomaron la cubierta para unirse en grupo y compartir juntos esta experiencia y a conocerse, aunque fueran de distintas diócesis o puntos de España, tal como instó el obispo Monseñor José Ignacio Munilla en la presentación.

Peregrinos: testimonios vivos
Una de las diócesis fue a Roma fue la de Madrid. Desde la parroquia de Alcalá de Henares, junto con Rivas, peregrinaron 29 personas. Uno de estos jóvenes es Eduardo Orzáez. Un cantante heavy donde los haya, inseparable de su guitarra, que cuenta porque participó en este viaje: “Llegué a la parroquia y empecé a tocar la guitarra. Me molaba el rollo que tenían en mi parroquia, los jóvenes de ahí eran distintos. Cuando escuché a Juan Pablo II decir ‘No tengáis miedo de mirarle a Él’, lo decía de un modo tan exaltado que parecía un cantante heavy. Juan Pablo II me inspira. Ser cristiano es ser revolucionario, rompes con todo el sistema materialista que existe, eres capaz de mirar más allá”.

Desde Cataluña salieron desde 3 diócesis con más de 100 peregrinos, también llegaron desde Burgos, desde Toledo, Logroño, Málaga, Córdoba, Astorga y Alicante. 

Una de las diócesis más numerosas fue la de San Sebastián, con 103 peregrinos, desde ahí salieron grupos de distintos puntos: Bilbao, Santander,… que viajan con el obispo Monseñor José Ignacio Munilla. Entre estos peregrinos, está José Carlos Herrero, un profesor de primaria que en sus tiempos libres es mago. José Carlos tuvo la suerte de conocer en persona a Juan Pablo II. Por eso, este acontecimiento es importante para él: "Juan Pablo II beatificó a mi tio-abuelo, mártir de la guerra civil, Valerio Bernardo. Cuando tuvimos una audiencia privada con él en el aula Pablo VI, me dio la mano y me bendijo un rosario que aún conservo como oro en paño", explica.

Desde esta diócesis, también peregrinó desde San Sebastián Silvia García con su familia: su hermana y sus cuatro hijos, la más pequeña tiene cuatro años. “¡Venimos a Roma porque son nuestros Papas! Juan XXIII fue impresionante con todo lo que hizo con el Concilio y Juan Pablo II fue el primer Papa que yo pude ver en directo”, declara. Silvia vino con banderas, con muchas. De Zarautz, de Guipúzcua, Euskadi y de España: “La bandera que llevo de Zarautz es la del Ayuntamiento, la tengo que llevar para el pleno del próximo miércoles.  Un concejal de Batasuna nos la dejó para traérnosla a Roma con la condición de que se la devolviéramos”.

Además, en el barco había más familias, una de ellas es la familia Mendoza. Quien creara la Universidad Católica de San Antonio de Murcia (UCAM) acudió con su familia, un grupo de 16 personas con los niños incluidos, pero ellos fueron por libre, no con la CEE. Su hija,  María Mendoza sabía que iban a ir, estaban esperando a que publicarán la fecha oficial de la canonización para organizar el viaje: “Juan Pablo II fue un Papa muy querido por nosotros, nos recibió a todos mis hermanos en Roma en el año 2000 y fue el mismo el que nos mandó de misiones como neocatecumentales a República Dominicana durante tres años".

Del mundo entero
Hubo peregrinos internacionales que se unieron al plan español. Es el caso del sirio Fadeek Hama, que trabaja en Dubai y que llegó a este viaje gracias a un amigo que conoció en la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) de Madrid. "Sin duda estoy aquí por los rezos de mi amigo Ignacio. Además vengo para estar más cerca de la figura de Juan Pablo II", declara Fadeek. También hay representación del continente africano. Dos sacerdotes, uno de Camerún, Guy Joel, (que acude con una parroquia de Bilbao) y otro del Congo, Fortumat. "Juan Pablo II, fue y es un Papa muy cercano. No tuve la oportunidad de conocerle, pero si voy a tener la oportunidad de ir a su canonización", asegura este último.

Tras 20 horas de viaje en barco tocaba llegar a Italia. El viernes a mediodía se celebró Misa en una de las salas del barco, punto de encuentro de los peregrinos. Y esa misma tarde, los jóvenes pudieron disfrutar en cubierta de una fiesta con música, cantos y bailes incluidos. El barco llegó a Italia y desembarcó en Civitavecchia a las 19.00 horas de este viernes. Luego los peregrinos se desplazaron en autobús al santuario de Santa María del Divino Amore, donde se durmieron en sacos de dormir en un polideportivo para ir al día siguiente a Roma.

Por fin Roma
El sábado, tras unas visitas de rigor en la ciudad eterna, llegó el momento de intentar entrar en laplaza San Pedro. Un grupo de Madrid lo consiguió, el de la parroquia de San Alberto Magno de Vallecas, liderado por don Carlos Esquivel, esperó desde las 22.30 del sábado para poder entrar en la plaza y ver de cerca la ceremonia. 

En la Plaza San Pedro se vio gente de todos los países, desde los exóticos congoleños hasta los numerosos polacos. Un ejemplo es Carmen Curí, una venezolana que estuvo en Roma con sus cinco hermanas en la canonización por una promesa que hizo a San Juan Pablo II. También hubo un grupo muy numeroso de jóvenes ucranianos, 150 peregrinos, que visitaron Roma solo para estar presentes en esta Misa. Banderas de todos los colores se reunían para hacer una misma cosa: rezar.

Al finalizar el domingo 27 la Misa tocó volver a hacer el camino de vuelta. Pero la vuelta a casa fue muy distinta de la llegada. Los bolsillos estaban ahora llenos de historias, de amigos, de oraciones y de una fe cada vez más grande. No llegarían estos peregrinos hasta el lunes a las 4.00 de la madrugada. A pesar del cansancio, de no dormir o dormir en la calle, la alegría de los peregrinos se seguía contagiando. Esta canonización fue una experiencia increíble para muchos, pero lo mejor no es el ahora, sino los frutos que este acto dará en el mañana. 


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