Habrá algún día que se pague por el arte. Pero no con dinero, sino con atención. Un día en el que la cultura merezca lo que vale.
Dentro de este infatigable mundo de las artes, hay una a la que hoy me referiré: la música. Será porque ayer una amiga cantautora se dejó la piel en el escenario, y logró que la escucharan más de 130 personas. Solo su voz, amigos y ganas de compartir su talento.
La música, al igual que otras muchas profesiones relacionadas con este conocimiento que intenta aproximarse al entendimiento del ser humano, no da para comer. Desgraciadamente.
Los músicos, como otros artistas, necesitan crear para realizarse y para que otros, que sí tenemos necesidad de esto, podamos saciarnos y lograr nuestra ansiada demanda. Pero a veces, estos artistas tienen que comer, por lo que podemos encontrarlos trabajando como entrenadores personales, vendedores o como hosteleros.
Una pena, no por menospreciar a los anteriores oficios, sino porque si estuvieran dedicados en cuerpo y alma a hacer eso que aman, podrían despegar y lograr el sitio que merecen. Pero obviamente, para las artes no hay dinero, solo se lo llevan los ingenieros (que también falta les hace).
Imaginemos. Este juego me encanta. Imaginemos que un músico vale igual que un super empresario de una super empresa. Imaginemos que un músico pueda dar charlas de motivación a otros que comparten el sueño de vivir de la música. Que puedan tocar en todas las salas o teatros que quieran sin dejarse un riñón. Imaginemos que no les miran mal por ir en vaqueros, ni les llamen la atención por ir 'en plan artista bohemio'.
Imaginemos, que, como cualquier empresario, quieran sacar su producto adelante, gracias a un crédito que les niegan por ser artistas, porque sacar un disco 'no renta'.
Imaginemos que no tengamos que resignarnos, ni conformarnos.
Ojalá que algún día paguemos por la cultura, por lo que escuchamos, por lo que leemos y por lo que vemos. Pero esto solo podrá pasar si se ponen los medios y precios adecuados. Si es justo, la gente lo paga.
Al final, un artista es aquel que se dedica en cuerpo y alma en lo que le gusta, es aquel que no le importa ir por un camino con más curvas siempre que llegue al objetivo marcado. El artista es el que no se rinde, el que cree que su 'producto' o mejor dicho, creación, merece la pena. El que encuentra la poesía en lo sencillo de cada día.
Y es una pena que a veces se lo tengan que recordar por estar exhaustos, por estar agobiados por pagar el alquiler y no por hacer más canciones o poemas. Hay que recordarles que lo que hacen, lo hacen bien, que sí que merece ese esfuerzo y que lo lograrán, que persistan. Tengo unos amigos que esto se les da genial, les invito a conocerles, son Música Ilustrada. Algún día os hablaré de ellos. Pero al lío.
Que un músico sin música no va a ninguna parte, es un alma en pena, y que esa conexión es lo que le mantiene las ganas de exprimir la vida. ¡No lo permitamos! Si los músicos se extinguen, será por nuestra culpa. Por no escucharles. Y luego claro, nos quejamos de que no hay canciones que nos motiven, que no están esas canciones que nos devuelven la sonrisa a la cara cuando vas a hora punta en el metro repleto de gente.
Lo que pasa es que estas personitas, estos músicos, son unos adelantados o visionarios. Creen más en el arte, en la cultura y en la música que en cualquier cosa, y piensan que el resto del mundo creen lo mismo. Pero amigos músicos y artistas: tranquilos, algún día llegará. Solo tenéis que aguantar un poco más vuestros sueños.
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