miércoles, 28 de octubre de 2015

Tierras enológicas milenarias para el éxito de la Monastrel de Juan Gil

Las tierras áridas que acoge Jumilla son unos campos con una gran tradición enológica desde tiempos lejanos como la Romanización hispánica e incluso antes, ya que una excavaciones arqueológicas han encontrado restos de vides cultivadas de hace 5.000 años.


Estas tierras de la Región de Murcia albergan más de cuarenta bodegas, algunas de ellas con numerosos premios y con ventas a nivel internacional siendo abanderados del vino español fuera de nuestras fronteras.

Uno de estos ejemplos es la de Juan Gil Bodegas Familiares. Esta empresa ha ido cosechando éxitos gracias al esfuerzo y al cuidado que ponen en cada uno de los procesos de la elaboración del vino. En sus inicios, el vino de Jumilla era un vino seco y árido, un vino muy alejado de lo que ahora se puede encontrar en esta bodega.

Juan Gil es el nombre que recoge cuatro generaciones dedicadas en cuerpo y alma al vino. Desde que en 1916 Juan Gil Guerrero creara la primera bodega, esta empresa no ha parado de crecer. Sus hijos la recuperaron en 1996, año en que que pasaron del granel al embotellado. El éxito les llega tras saber combinar la tradición y las nuevas tecnologías puestas al servicio de la enología, con unos depósitos de acero y un exhaustivo control de la temperatura. 
                           

Con unos viñedos situados cerca del edificio que en sus tripas alberga la fermentación de la uva, el control de estas valiosas vides (algunas de ellas centenarias) es más detenido, lo que permite una observación diaria de la uva y de su crecimiento, en unas tierras que están situadas a una altitud que oscila entre los 700 m. y los 850 m. sobre el nivel del mar. Además, los suelos calizos y pedregosos muy pobres en nutrientes y con ausencia de regadío hacen que el sabor de este vino sea más intenso, con un abanico muy amplio de matices frutales.

Con un clima extremo como es el de la Región de Murcia, la uva protagonista de Juan Gil es la Monastrell. Una variedad propia de las tierras murcianas que esta bodega incluye de forma exclusiva o en un porcentaje muy alto en todos sus vinos. Pero esto no excluye a variedades que han ido incluyendo recientemente como la Syrah, la Cabernet, la Merlot o la Petit Verdot, causantes de los matices que se encuentran en sus botellas.


Juan Gil son unas bodegas que ofrecen productos de calidad para cada bolsillo, con una excelente relación calidad-precio, se pueden encontrar botellas desde 5 euros hasta más de 100.  

Los vinos que en ella encontramos son tales como el Juan Gil de 4 meses, un tinto Joven con 4 meses de Crianza en barricas de roble francés y americano; el tinto de crianza Juan Gil 12 meses y el Juan Gil 18 meses, un vino también de crianza, D.O, con un 60% de uva Monastrell, un 30% Cabernet-Sauvignon y un 10% de Syrah. Además posee también el Honoro Vera Organic, procedente de viñedos de uva monastrel ecológica, y el Honoro Vera Monastrel. Completa la colección el vino Juan Gil Moscatel Seco, un blanco joven de uva monastrel con la D.O de Jumilla.

Vinos con miras muy altas

Esta bodega, a pesar de cumplir su primer centenario este próximo año, ha sabido crecer y ha apostado por la internacionalización. Gracias a un acuerdo entre la Familia Gil y Chris Ringland, uno de los mejores enólogos australianos, hizo que naciera la bodega El Nido cuyo primer vino se comercializa en 2002 bajo las marcas El Nido y Clío. Más tarde, en 2008 aparecerá el último nombre que formará parte de esta bodega: Corteo.

Unas bodegas con miras altas, ya que lograron conquistar a la crítica nacional: han obtenido una calificación de 99 puntos Parker para El Nido.

Juan Gil ha recibido varios galardones a lo largo de su trayectoria. Cuenta con tres premios Baco, dos oros y una plata que otorga la Unión Española de Catadores. Además, la bodega protagonista de estas páginas cuenta con tres vinos ganadores del concurso Wines From Spain Awards 2015.


Así mismo, Juan Gil es una de las marcas españolas que más se venden en Estados Unidos y una de las mejores consideradas. Unos vinos que en España aún están buscando su hueco, pero que a nivel internacional va adquiriendo éxitos, ya que está presente en los mercados suizo, alemán, francés y en el nórdico. De hecho, un 80% de sus ventas son en el mercado extranjero.

Una bodega que luchó durante cuatro generaciones con las vides de las difíciles tierras murcianas para poder llegar a ser reconocida por la intensidad de sus sabores y con ello, lograr así el tan ansiado éxito. 

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