sábado, 14 de febrero de 2015

¡Que vivan los enamorados!

Tanto san Valentín... todo el mundo habla de amor. Pero, ¿y si no sabe lo que significa amar? ¿Y si el otro no es capaz de comprender que amar supone querer querer? ¿si no es capaz de amar con inteligencia y voluntad? Esas dos virtudes que nos humanizan y que tanto pasan desapercibidas ahora.

Vivir enamorado es maravilloso, ¿por qué nos hace falta fijar un día en el calendario para acordarnos? Absurdo. Hay que estar enamorado los 365 días al año (366 en los bisiestos, que no se nos escape ni un día).

Si vives enamorado estás feliz, contento, sonriente todo el día. Te levantas con humor, que no con humos. Constantemente ves oportunidades, allá por donde andas ves sorpresas y detalles para regalar por doquier. Tener esa muestra de cariño con aquel que tiene la culpa de que estés con la risa boba todo el día.

Es que amar mola mucho, cada día cuenta, cada día es una batalla ganada en la que siempre sales airoso, o al menos, así lo sientes. Qué bien sienta la victoria, que bien sienta tener una meta a la que llegar. Una meta que solo es tuya pero que no tendría el mismo valor sino fueras acompañado. De hecho, casi me atrevería a decir, que sin esa compañía, perdería todo el sentido.

Una meta que se llama felicidad. Ojalá todo el mundo pudiera entender de lo que se trata realmente, de lo que significa de Verdad.

Pues esa meta, ese fin, principio del todo, ese 'cada día' es único. En ese día tienes que poner toda la carne en el asador. No vale el 'ya veremos', o ese 'vuelva usted mañana' tan de Larra. Conviértelo tú en HOY. ¿Quién te garantiza que tienes un mañana? Una vez más, damos demasiadas cosas por supuesto. Exigimos lo que se nos regala, cuando tendríamos que estar agradecidos. Por eso hay que hacer un buen ''carpe diem". Un vivir al máximo. El día que te acuestes sin estar cansado... plantéate que pasa algo.

Ama. Ama mucho. ¡Que vivan las mariposillas! No te reprimas. que el amor, repito mejor, el Amor está para ser dado, no para guardárnoslo. No importa tanto el ser amado, como el amar. Dale la vuelta. Tú, al amar, te conviertes en un sujeto activo, activísimo. Un genial sujeto que tiene en sus manos cambiar la vida de muchos, transformar tu vida y la de los demás. Eso también mola.

Por eso, el estar enamorado es una de las sensaciones más bonitas del mundo. Los cosquilleos en el estómago, te enfundas una sonrisa cuando sales a la calle, te sientes bien contigo mismo, te sientes valioso, único, sientes que formas parte de algo grande.

Hay que estar enamorado siempre, habrá días mejores que otros. Días que no te cueste nada y otros que te cueste demasiado, pero permíteme un consejo: no bases tu felicidad en algo tan efímero como las apetencias. Los sentimientos son demasiado volátiles, muy traicioneros y muy nómadas.

Recuerda que todo es cuestión de actitud. Es tu decisión. Aplica esa inteligencia y voluntad, desmárcate, y enamórate. Decide querer enamorarte, porque realmente ya formas parte de algo enorme.

Siente ese buen rollo que da el amor, siente ese calor a hogar, quiere dejar a un lado el egoísmo. Y fíjate, no es una cosa fundamental tener pareja para estar enamorado. ¡Enamórate de la vida! Si el vivir intensamente cada día es de enamorados... ¡qué vivan por mucho tiempo!

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