miércoles, 12 de marzo de 2014

En memoria de los héroes del ayer

Lo recuerdo. Hace 10 años cuando yo, con apenas 12, una insignificante murciana, solo pensaba en Madrid y en lo que allí pasaba. Mis infantiles pensamientos se volvieron de pronto adultos. Llegaba una excursión del colegio a la playa (más concretamente de la manga), un día intenso de diversión con las amigas. De repente, escuchamos lo que pasó por la radio del autobús. Ya en casa estaba como la mayoría de los españoles: pegada al televisor esperando nuevas noticias, viendo imágenes que han quedado grabadas en la triste historia de nuestro país y en nuestras mentes. Dijeron muchas cosas, entre otras, de las que recuerdo, que faltaba sangre para los heridos y que todos aquellos que pudieran fueran a donar,… pero yo aún era muy pequeña, estaba en Murcia y no podía hacer nada. Aun así lo recuerdo con una claridad pasmosa, como si fuera ayer.

Todo el país quedo conmocionado. Unos trenes volaban por el aire a causa de una bomba terrorista en Atocha. La primera pregunta que aún hoy en día viene a la cabeza es “¿por qué?” solo muerte, miedo y terror. No se entiende nada. Solo viene la frustración y la impotencia. Un país desorientado que se unió solidariamente pensando en todas aquellas familias destrozadas, el poder del bien hasta en estos gravísimos casos prima sobre el odio.

El 11M no solo ocurrió en Madrid, el 11M le ocurrió a todos aquellos que veían lo que pasaba, le ocurrió a los que creen en la libertad y en la democracia. Faltaban unos días para las elecciones generales y todo lo que  pasó, traía detrás algo serio.

Se exigieron responsabilidades, las cabezas de los culpables. Pero las prisas no son buenas y menos en este caso. Aún faltan datos, cosas por resolver, la teoría de la conspiración llena la cabeza de los ciudadanos, llena libros y artículos, pero muy a nuestro pesar no podemos actuar en caliente, no se puede actuar con especulaciones que remueven el dolor y que no llevan a nada sino van acompañadas por pruebas.

Una vez enterrados los muertos y curados los heridos toca hacer un cambio, replanteemos la pregunta: “¿para qué ha ocurrido esto?”. Es complicado y doloroso, pero el intentar contestar a esta pregunta, hace que continúe la lucha, que se camine hacia delante y que el dolor y que la vida de esos casi 200 muertos y centenares de heridos cobre sentido. Pero ese día, y los que le sucedieron, miles de personas se unieron a la desgracia de Madrid acompañando y ayudando a las familias, cada uno con lo que mejor sabía y podía hacer. Lo bueno de las oración es que no entienden de distancia, funcionan igual.  


Sin duda ha sido uno de los peores días de España, pero también fue un día grabado a fuego en la memoria. Ese día, el 11 de marzo de 2004 surgieron héroes, personas anónimas que con su ejemplo nos hicieron creer en las maravillosas capacidades del ser humano. Nos demostraron que una vez más el hombre supera infinitamente al hombre y que tal como dijo Víctor Frankl: “el ser humano aquel que ser que creó las cámaras de gas y que. A la vez, entró en ellas con paso firme y musitando una oración”.

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