¿Hacia donde vamos? últimamente esta pregunta me ronda por la cabeza...
A veces estamos como perdidos, desorientados, sin saber muy bien qué hacer con nuestra vida en particular, y nuestra existencia en general. Lo primero: hay que tener un objetivo, una meta. Todos tenemos una así que... empecemos a asumirlo.
A veces estamos como perdidos, desorientados, sin saber muy bien qué hacer con nuestra vida en particular, y nuestra existencia en general. Lo primero: hay que tener un objetivo, una meta. Todos tenemos una así que... empecemos a asumirlo.
Con mis 22 años, si miro hacia atrás, obviamente veo un recorrido que es muy corto. Pero lo genial de eso, es que tengo un camino por delante mucho
más largo (Dios mediante) por andar, descubrir, aprender y saborear. Tengo un camino que, no sé muy bien por donde va a
pasar, pero sé que es mío. Un camino por el que en realidad, yo conduciré. Yo decido a donde quiero ir, a donde
quiero llegar. Es lo genial de tener objetivos, independientemente de conseguirlos, el mero placer del "trayecto" ya merece la pena.
Nuestra meta tiene que ser grande. Algo así como... cambiar el
mundo. Esta debería ser la meta de cada uno. No hace falta ser un erudito, o tener 329 carreras,... en absoluto. El cambiar el mundo no exige un perfil determinado.
En verdad es mucho más fácil de lo que pensamos. Cambiamos el mundo si cambiamos el
nuestro, nuestro entorno, lo que no nos gusta de alrededor lo cambiamos. Así de
fácil. Y si me gusta que me den las gracias, pues voy a darlas yo primero.
Pero, ¿por qué no lo hacemos? Por lo de siempre, por el miedo, tenemos miedo a
la grandeza. No os preocupéis que, de momento, no nos van a multar por tener
ideas, por pensar a lo grande, por tener
un objetivo mayor que abarque el mundo entero. Es ese miedo a la grandeza uno
de los problemas que hoy en día me encuentro. Porque eso implica esfuerzo,
compromiso, servicio y demás palabras que asustan y espantan a la gente. Por
esto también faltan líderes en un mundo que los pide con un gran grito
silencioso.
Si esto de la grandeza queda como demasiado etéreo, lo acoto
un poco más: hay que decir que NO a la mediocridad. Tenemos que buscar hacer
las cosas bien, cuidar los detalles. Intentar dejar de ir deprisa y pararnos
para hacer las cosas bien hechas, como Dios manda.
Los jóvenes tenemos muchas cualidades, pero igual nos ciega un poco eso de vivir rápido y no hacemos las cosas bien al 100%. Pero hablemos de lo bueno que tenemos.
Somos nosotros los que haremos el relevo generacional.
Nosotros somos los que tenemos ilusión, planes, proyectos, ideas propias. Ideas
que son puras porque a veces no conocemos o no nos importa demasiado lo
políticamente correcto. Tenemos la fuerza para ir contracorriente. Nos
reinventamos cada día. Somos capaces de mover cielo y tierra para conseguir lo que nos
proponemos. Con nuestro trabajo podemos conmover y tocar corazones que hacía
mucho que no se dejan tocar.
Pero a veces nos falta constancia. O tenemos otro gran
enemigo: la pereza de no salir de nuestro círculo de confort. Los jóvenes
tenemos que salir de ese pernicioso círculo. Nuestra esencia está en
preguntarnos: ¿Y por qué no?
El presente es de todos, es lo que hay. Pero el futuro es nuestro, es lo que queremos que sea. Y hay
que apostar por un futuro de calidad, no pensar en cantidad. Esa calidad, ese plus, lo
tienen los valores. Valores que hacen falta en nuestro país. Desde tesoros como
tener una buena educación y formación, hasta virtudes como la generosidad. Nos
falta humanizarnos, sin caer en la sensiblería ni en el relativismo del “todo
vale”.
Dejemos de quejarnos y empecemos a actuar. ¿Qué qué egoísta es
la gente? Pero, ¿Y tú? No exijas a los demás lo que ni tú mismo eres capaz de
exigirte. Problemas siempre ha habido, y siempre los habrá. A veces se repetirán a lo largo del tiempo. Son muros con los que
chocamos y con los que tenemos que enfrentarnos para saltarlos. Y si ya saltaste uno, ayuda a la gente a que salte el suyo para que puedan avanzar.
La primera rebelión es la que persigue desterrar lo cutre. No nos podemos quedar de brazos cruzados viendo pasar el tiempo. No podemos no hacer nada cuando todo nuestro alrededor está lleno de vacío y de mediocridad. ¡Hagamos algo!
La primera rebelión es la que persigue desterrar lo cutre. No nos podemos quedar de brazos cruzados viendo pasar el tiempo. No podemos no hacer nada cuando todo nuestro alrededor está lleno de vacío y de mediocridad. ¡Hagamos algo!
Y cómo lo hacemos, haciéndolo. Demos ejemplo que es lo que más
arrastra, lo que más enseña. Eso da una credibilidad a tus ideas, porque eres
capaz de ser coherente y actuar conforme a ellas.
Por desgracia la soberbia y el egoísmo es lo que impera,
pero hay que empezar a cambiar esto con humildad y generosidad. Una de cal por otra de arena, empecemos por ir compensando. Yo propondría eso de pensar un poco
más hace fuera de nuestro ombliguito… que si levantas la cabeza y miras a la gente a los ojos encontrarás un mundo totalmente nuevo.
Se necesita a gente auténtica y valiente. ¿Por qué no puedes
serlo tú?
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