miércoles, 28 de noviembre de 2012
La huella que dejó Belén Langdon
Entereza admirable. Eso es aceptar la voluntad de Dios, eso es Fe, eso es amar. Aceptar el dolor de esa manera, sin reproches, sino siendo consciente de la eternidad de nuestra existencia. Aceptando la Cruz de nuestra vida. Así lo han hecho los familiares de Belén Langdon.
Esa falta de eternidad es un gran problema de la sociedad actual por eso su estilo de vida, pero no para los Langdon. Una familia ejemplar que con su semblanza ha callado muchas bocas, ha devuelto la fe y las ganas de pensar, tras la desgracia del Madrid Arena. Con el ejemplo, como siempre, la forma que mejor funciona porque consiste en bajar las teorías a la realidad y hacerlas prácticas, factibles y reales. Nada de frivolidades, solo amor. Incondicional, generoso y servicial, como debe ser.
Y eso es lo que pasa si dejas que la humildad prime en tu vida, desterrar la soberbia y contemplar y aceptar la opción de que hay Alguien superior a ti y un plan superior a tu propia existencia, que se escapa de nuestras manos. Todos tenemos una misión, una finalidad en este mundo.
La presencia de Dios se tocaba, algo raro había en el ambiente, algo distinto. Daba igual si eras creyente o no, en el entierro en Alcalá el lunes 5 de noviembre de 2012 pasaba algo.
La muerte de Belén Langdon arrastra, se vea o no nublada por el dolor ha sido para algo muy grande. Fallecida en sábado, día que la Virgen se la llevó en directo al cielo, nos ha hecho despertar en este año de la Fe para acercarnos a nuestras creencias. Saber en qué pensamos, en qué creemos y motivarnos a conocer más sobre lo nuestro. Tenemos que sustentar nuestros cimientos, no solo en la fe sino que debemos aspirar a lo más alto para no caer en la común mediocridad, conocerle. Los cimientos son lo más importante, algo básico, no es necesario ser arquitecto para saber esto entonces, ¿por qué tenemos nuestros cimientos en algo tan cutre como lo material?
Un ejemplo admirable que a mí me toca es a la hermanísima, la mayor de las chicas, Yolanda. Se convirtió, en ese puente de todos los Santos de principio de noviembre, en la mejor maestra que se pudiera pedir. Día a día no deja de sorprenderme y he de confesar que cada día la admiro más, y puedo asegurar que no soy la única.
En un fin de semana recibí un subidón de fe spress que ha dejado huella, que nos ha dejado huella. Conseguir que todos nos uniésemos para rezar por ella y por su familia pocas veces se consigue.
Muchas veces es mejor aceptar que enrabietarse, hay que mirar hacia adelante, porque sino te estancas en el camino y es muy difícil avanzar. Avanzando, recordando las cosas que hagan que tu viaje sea fructífero, que tenga un sentido.
Todos rezamos por ella y por su familia y su muerte ha dejado tal poso que cambió muchas de las vidas que estaban a su alrededor. Merece la pena vivir así teniendo un fin tan grande y elevado.
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¡Gracias a la familia Langdon! Nos habeis dado una gran enseñanza de fe.
ResponderEliminarCuando en la vida vienen contrariedades realmente importantes, es muy difícil entenderlas y aceptarlas. Surjen muchas dudas y a veces nos sentimos mal tratados por la vida... Ejemplos como los de esta familia hacen que paremos a pensar y ver que ese es el camino a seguir.
ResponderEliminarGracias Helen!! Tu también haces mucho escribiendo estas cosas!!
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