Desde 1973 no ataca Israel a
Siria, aliado de Irán. Cierto que ha sido una “llamada de atención”, pero que
llega en un momento muy delicado donde la situación ya está tensada.
Las tensiones entre Israel e
Irán se han intensificado tras la explosión de bombas dirigidas a diplomáticos
israelíes junto con las acusaciones de parte de Irán sobre la responsabilidad
de Israel en los asesinatos de científicos iraníes. A esto se le une el más
reciente anuncio de avances nucleares por parte de Irán.
¿Problema de religiones? Quizás
¿problema territorial? Quizás. ¿problema de subsistencia energética?
Quizás también. Todo son posibles, en este asunto donde confluyen varios problemas que
se llevan gestando a lo largo de la historia y que aún no se han solucionado.
Uno de ellos es por la religión
y territorialidad. Tras la muerte de Mahoma en el seno del islam hay dos
facciones enfrentadas: los chiíes y los sunníes. Los primeros interpretan la
escritura del Corán mientras que los segundos son más literales y menos
flexibles. Los chiíes son fuertes en Irak y los sunníes son fuertes en Siria,
regionalizando así la lucha, desde el estallido del cisma islámico con la
Fitna.
A esto se le une el problema de
la energía nuclear, forma de conseguir energía con muchos riesgos, uno de los
ejemplos que simboliza las consecuencias negativas de est tipo de energías es
el ejemplo de Fukusima en Japón.
Irán a comenzado su
nuclearización y los países de alrededor no se quieren quedar atrás. En esta
carrera Irán salió el primero, pero todos quieren participar. La Agencia
Internacional de Energía Atómica cree que estos países quieren la energía
nuclear para usarla con fines pacíficos pero lo cierto es que no se quieren
quedar sin esta “protección” de la que gozan ya sus países vecinos. Este revuelo no viene de otra cosa que del
freno internacional que se ha puesto, tanto a Irán como a Corea, obviando las
necesidades energéticas de estos.
La nuclearización del Medio
Oriente traerá más inestabilidad. Washington teme que de alguno de estos países
salga la primera bomba atómica árabe lo que automáticamente se traduciría en
una pérdida de poder de Israel, cosa que les preocupa no poco a los israelítas.
Amenazando así a Occidente.
La presión económica que Obama
hizo como sanción a Irán por el desafío nuclear, quedó obsoleta en cuanto Rusia
y China se resistieron a aceptar las sanciones económicas que propuso la Unión
Europea, dando su respaldo a Irán.
En 1968 es cuando se firma el
Tratado de No Proliferación Nuclear donde se dejaba claro para todos que el
mismo tratado nacía con muchos defectos. El defecto más evidente era la
legitimación que el tratado da a los países firmantes para conseguir la
tecnología y la materia prima necesaria para el desarrollo nuclear a cambio de
garantizar que sólo sería usado en forma pacífica. Ya al momento de la firma
quedaba claro que una docena de países conformarían un sub-club nuclear con
posibilidades de crear armas nucleares.
La lucha diplomática de la
comunidad internacional para frenar a Irán es una muestra de la falla del
tratado. Algunos de los países árabes van por el camino de Irán. La victoria
estaría en frenar a Irán para que no vaya un paso más allá lo que se extrapolaría
en impedir la proliferación de armas atómicas, donde de un modo u otro todos
nos veríamos afectados e involucrados. Sería como dejar que un niño jugara con
fuego, puede que no le pase nada o puede que se queme e incendie su propia
casa...
Helena Rodríguez Torres
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