domingo, 21 de octubre de 2012

¿Quieres parar el tiempo?


Parar el tiempo es posible. Todo el mundo lo tiene al alcance de sus manos. Dedicar en estos tiempos de prisa un rato para escribir una carta... tiene mérito.

"La" carta, cada vez que la leas sentirás lo mismo que la primera vez, recordarás ese momento y te vendrán a la cabeza las circunstancias que se daban cuando recibiste la carta.

Es lo mismo que plasmar tus ideas o escribir lo que piensas y/o sientes. Al escribirla, nunca se miente, no se puede. Por eso recomiendo guardarlas y volver a leerlas al cabo del tiempo y comprar su veracidad.
Lo que escribe se queda. Solo las cosas que vas a mantener en el tiempo las escribes. Lo que sabes que es verdad y que por eso te atreves a plasmarlo en palabras.

Hoy en día, recibir una carta, es algo raro, ¿quién va a pararse un rato para preguntar que tal va todo?
Hay cartas que te cambian la vida por el esfuerzo de escribirlas, ya que escribes a la vez un proyecto de vida, o por el regalo de recibirlas y sentirte especial para alguien. Indiferente no te dejan.

Al escribir una carta, siempre eliges a un destinatario por algo en concreto, cada persona te transmite algo, ternura, simpatía, confianza,... Incluso hay personas que solo al estar con ellas te calman, estas bien solo por estar allí, juntos y callados. Son pocas las personas de este último caso, pero si tienes alguien así cerca, comprenderás la gozada de esa velada y que este tiempo dedicado lo has aprovechado mucho más que estando toda la tarde pululando.

El contenido de la carta variará, pero el fondo es siempre el mismo, hacerle ver al afortunado destinatario lo importante que te resulta él o su causa, y querer transmitirle esa cercanía, que aunque pase mucho tiempo, ahí sigues.

Es como dar un abrazo a distancia, es como decir, tranquilo que no estas solo/a, no pasa nada todo va ir bien. A veces necesitamos oír cosas así, porque aunque creamos que podemos mover el mundo entero nosotros solos... no podemos, así es la realidad. Podemos cambiar el mundo, cambiando nuestro mundo. Y cuando la frustración llega, no se va hasta que un buen amigo te dice, “no pasa nada, ¿a donde vamos ahora?” o hasta que te manda una buena carta.

Es curioso cuando relees una carta como vuelves a vibrar, en ese momento te das cuenta de lo relativo que es el tiempo y la distancia. Cuantas veces escuchamos o decimos, puuff,...¿ha pasado ya tanto tiempo? 
Nos complicamos por lo rápido que pasa el tiempo, que no lo disfrutamos y nos quedamos en esa preocupación. Disfrútalo ahora, nunca se sabe que pasará luego. Con esto no hay que caer en un carpe diem barato y banal, sino ver lo positivo de este, ya sabes, mirar el vaso medio lleno.

Solo planeamos cosas, e incluso no nos arriesgamos a hacerlas por si salen mal,... disculpa, ¿¿es que tienes una bola de cristal que predice el futuro?? Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes. Me encanta este refrán. Gastamos más tiempo en planear que en ejecutar. Vivamos, en vez de pensar como vamos a vivir, hazlo ahora, no luego.

Es muy sencillo como la mayoría de las cosas importantes en esta vida: un folio (2 para los más afortunados), un bolígrafo y un sobre con su sello. Mira que es fácil... y es que son los pequeños detalles lo que diferencia lo bueno de lo mejor.

¿No lo probasteis? ¿Y a qué esperáis? No hay regalo más bonito que el que requiere tiempo. Tiempo en el que piensas en esa persona, desde el inicio hasta el final, es un proceso en el que el protagonista es tu amigo. Merece la pena de vez en cuando escribir cartas.

2 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes, ¿con la ilusión que hace recibir cartas!... debemos volver a intentarlo.

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo en esto! Lo paradójico es que en la sociedad de la comunicación instantánea se haya perdido esta increíble costumbre de las cartas. Habría que resucitar al papel y el manuscrito y sobre todo la emoción de recibir o mandar en una carta tus sentimientos e intimidad a alguien que lo merece!

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