Para cualquier grupo
tocar con una Orquesta Sinfónica detrás
implica respeto, orgullo y emoción, además de una experiencia inolvidable.
Javier Artaza es uno de los compositores que está trabajando con grupos tan
importantes como Second, Vetusta
Morla, o Carlos Tarque del grupo M-Clan.
Javier Artaza estudió en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y
su currículo no podría escribirse por falta de espacio. Este bilbaíno ha sido
becado por la "Royal School of
Music" con la colaboración de la "Fundación Caixa de
Catalunya", formó parte de la
Orquesta y Coro de Cámara de Bilbao y ha participado en
numerosos festivales como el festival de Jazz de San Javier.
Como compositor ha
realizado más de 80 composiciones. Ha estrenado obras en el Festival de Música
de Cámara de Segovia, en la
Semana de Música Contemporánea de Salamanca, en las Jornadas
de Nueva Música Vasca de San Sebastián, en el Festival Internacional de Música
de Lekeitio (Vizcaya) y en la
Sala Pradillo de nuevas tendencias de Madrid entre otros
muchos lugares.
Además Tiene escritos
dos libros: "Evolución Armónica y Procedimientos compositivos" y
“Aplicación metodológica del análisis musical”. También ha publicado un
“Temario Completo de la
Especialidad de Fundamentos de Composición”. Actualmente es
profesor, ocupando las cátedras de Armonía y Composición en el Conservatorio
Superior de Música de Murcia.
Pregunta: ¿Cuándo
decidió dedicarse a la música?
Respuesta: Desde pequeño
he tenido claro lo de dedicarme a la música. De hecho no recuerdo otra cosa que haya querido ser que
músico.
P: ¿Qué es lo más
complicado de componer para una orquesta sinfónica?
R: La mayor complicación para mí radica en controlar
todos los planos que intervienen para darle a cada uno su
sonoridad adecuada.
P: ¿En que parte
disfruta más, componiendo o a la hora de presentar su trabajo, es decir, en la
actuación?
R: Componiendo,
aunque el momento de escuchar en
directo y por primera vez lo que has escrito es una sensación difícilmente
definible.
P: ¿Cual es, según su
opinión, lo que le faltaría para el desarrollo de la Orquesta Sinfónica
de Murcia?
R: El problema actual de
la cultura en España es el económico, pero no sólo eso. Hay un desinterés
general de la sociedad en el hecho cultural del que las orquestas sinfónicas
son su máximo exponente. Para el desarrollo de la OSM falta, en primer lugar,
una mayor implicación social. Se han intentado ciclos de Conciertos en Familia
o de Conciertos escolares así como colaboraciones con otras ramas más populares
de la música, pero el proceso de asumir
a la orquesta como algo propio y que nos representa es largo y va muy despacio,
demasiado despacio.
P: ¿Cree que debería
participar más el Ayuntamiento o autoridades públicas para el desarrollo de
esta música? ¿Necesitaría más capital público? ¿Limita este factor económico?
R: Creo que para lo que
debería ser un estandarte cultural, cualquier ayuda es poca. Aun entendiendo la
actual situación económica, a la hora de establecer criterios y niveles de
ayuda, la Orquesta
debería ocupar uno prioritario. El factor económico necesariamente condiciona
el desarrollo de la misma.
P: Ha tenido
colaboraciones con grupos y cantantes muy importantes de nuestro país como
Sean, de Second, Carlos Tarque de M-Clan o Vetusta Morla recientemente. ¿De
donde surge la idea? ¿Es iniciativa suya?
R: La idea de fusionar a
grupos de rock (u otros representantes de música popular) se plantea de
diversas formas. En el caso de Second o M-Clan, surgió como un homenaje al Rock
que quiso hacer el periódico La verdad de Murcia; en el caso de Vetusta Morla
surgió de un proyecto benéfico como ayuda a los damnificados del terremoto de
Lorca. En ambos casos, la idea fue fusionar ambos lenguajes, haciendo una
relectura sinfónica de una música creada desde otra perspectiva, y el resultado
fue espectacular.
P: ¿Qué cree que aporta
a un cantante o grupo el hecho de cantar junto con una orquesta sinfónica?
R: Las colaboraciones
son siempre enriquecedoras porque todos aportan cosas a los demás. La música
rock, a veces está cuestionada porque repite los mismos esquemas armónicos y no
innova, pero no deja de ser verdad, que hay música rock muy interesante que, desde su aparente sencillez, aporta
al músico de orquesta otras visiones a las que no suele
estar acostumbrado.
P: ¿Un proyecto que le
gustaría hacer?
R: Una ópera, pero la
cosa está difícil.
P: ¿De qué proyecto está
más orgulloso?
R: Orgulloso estoy de
casi todo lo que he compuesto, pero le tengo especial cariño a dos piezas. A un
cuento musical: “El viaje de los
duendes” que se compuso en varias etapas y al que puso
letra el escritor Jerónimo Tristante, y a una Cantata, “Taryuman”, compuesta
para los alumnos del Conservatorio Superior de Música que mezclaba un lenguaje
arriesgado con textos de Ibn Arabi y que tuvo un resultado fabuloso.
P: ¿Algo imprescindible
para su trabajo?
R: Tiempo, tiempo y tiempo. La composición es un trabajo
muy concienzudo que necesita mucho tiempo.
P: ¿Qué es lo que le ha
costado más componer? ¿Se ha quedado "sin ideas" a la hora de
realizar algunos trabajos?
R: Lo que más me cuesta
es componer para instrumentos solos, porque mi lenguaje es muy “sinfónico” en
el sentido de que juega mucho con los planos sonoros, lo que es complicado de hacer en instrumentos solos. Las
“ideas”, en el fondo, son técnicas. En la medida en que se conocen técnicas
compositivas las ideas florecen. A veces llegan de una forma más intuitiva que
otras, pero el creador debe tener unas técnicas creativas que le permitan crear
lo que quiera.
P: ¿Siente que no se
valora tanto su trabajo como otras figuras de la música? ¿Que quizá no este
reconocido de “cara al público”
R: Los compositores,
sobre todo los de música no popular, estamos acostumbrados a quedar siempre en
segundo plano. Difícilmente la gente reconoce una música y le pone la cara de
su autor, salvo quizás en algunos escasos casos en la música de cine. En los
cursos que doy en la universidad, siempre planteo el mismo juego el primer día.
Propongo una serie de canciones famosas y pregunto su autor. Nadie los
conoce. El mundo de la composición
es vital para la música pero no está reconocido Se
valora al intérprete, se valora al director… pero nadie se acuerda del
compositor. Es muy injusto, si, pero es así.
P: ¿Es muy sacrificado o
como ahora se dice, no tiene futuro, tener una carrera musical?
R: Es muy
sacrificado. Es una “gimnasia”
diaria de varias horas que dura toda la vida, y que,
encima, no está reconocida socialmente porque la del sacrificio no es una
virtud que ahora esté valorada. Es muy complicado. A un nivel medio es difícil
porque la oferta profesional es cada día más escasa y con una gran competencia.
Las orquestas y bandas son las que hay, y los conservatorios, academias, etc
tienen muy limitada actualmente su capacidad de absorber profesionales.
P: ¿Qué opina de los
cantantes que aparecen de repente, en forma de boom?
R: Es una inevitable
consecuencia del mundo en el que vivimos. Pero no hay que preocuparse
mucho, al final sólo quedan los
buenos.
P: ¿Qué piensa del
panorama musical español actual?
R: A nivel popular no
estoy muy enterado, la verdad. Vivo un poco al margen de ese mundo. En un nivel
más académico no estamos en el mejor momento. Las orquestas amenazadas, las bandas sobreviviendo
como pueden…. Son malos momentos.
Helena Rodríguez Torres
Espero que Javier Artaza llegue muy lejos.... Es muy bueno.
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