miércoles, 30 de mayo de 2012

Simplemente...ella: La Gran Vía


ES SIMPLEMENTE ESPECIAL

De ella te lo crees todo. No te engaña, lo que ves es lo que hay. No podría ir sin sus  Ray-ban modelo way farrel, ni sin sus guitarras y músicos a cuestas, ni sin sus ruidos y gritos ni por supuesto sin su grupo de gente: tan diversa y distinta. Cada una que pasa por ella es distinta. Eso es lo que la resume: no existen diferencias, te tratará siempre igual. A ella no le vale “tanto tienes tanto vales”. Cuando vas por ella te sientes distinto. Es imposible evitar ese “subidón”, da  igual si estuviste el día anterior o esa misma mañana o hace un mes. Cada día es distinto en la espina dorsal de Madrid.

No podría existir sin sus amplias aceras rebosadas de gente, ni sin sus ruidos y bocinazos a todas horas, desde que comienza un nuevo día y la gente comienza a despertarse hasta que se une con los que prefieren la madrugada.

La Gran Vía no se entendería sin sus usuarios. A pesar de tener esos altos y lujosos edificios, con esos hoteles de infarto en pleno centro o con los teatros más prestigiosos de Madrid, la esencia de la Gran Vía no se entendería sin la gente. Posee las más diversas: desde jóvenes promesas de la música, pasando por repeinados empresarios que andan a la misma altura que las amas de casa que van con sus carritos, hasta los personajes más curiosos de la capital.

Los hoteles, esperan ansiosos las épocas venideras que son marzo, abril, mayo, septiembre y octubre. Acogen a todo tipo de gentes, pero sobretodo a las “internacionales”, con América y Sudamérica a la cabeza.

Los policías son necesarios a todas horas, no por la seguridad, sino por la carretera y el tráfico que no entienden de horarios ni horas puntas. Aunque los agentes, que sí entienden,  tiran alguna “puíta” a alcaldesa pidiendo soluciones,...

El teatro Lope de Vega debe tener especial respeto y recuerdo de la función de la “Bella y la Bestia”, ya que ha sido una de las que más dinero ha recaudado. Hasta que llegó el Rey León. Obra que ha sido vista por personas de todas las edades: niños, jóvenes, ancianos y adultos y que a todos ellos causó la misma sensación y sacó esas sonrisas. Sí damas y caballeros seguimos en Gran Vía.

Recorriéndola nos encontramos con varios locales nuevos, algunos con pocos meses de vida, por supuesto todos con sus lámparas sicodélicas y música muy “chil out”. Entrando en uno de estos locales puedes encontrarte de todo: un motero en toda regla con sus mil y un tatuajes en el brazo, o una chica asiática con su portátil chateando (es fundamental el acceso a internet por medio del wifi, apesar de tener cien años no olvida el lema de “renovar o morir”), o unos chicos con sus cascos de colores fluorescentes hablando sobre el último grupo de música indie del panorama internacional. Rockeros, indies, heavys, B-boys y B-girls, todos los grupos y estilos urbanos conviven en ellos, cada uno con su “santuario” personal en distintos puntos de la calle protagonista.

Pero la Gran Vía acoge varios locales, desde los llamados 24 horas, donde encuentras todo tipo de comida a cualquier hora, hasta los restaurantes de tapeo más españoles con su debida decoración y con los jamones colgando de una pared. ¿Qué cuales son los productos estrella? Pues tanto para las gentes nacionales e internacionales los platos ganadores son la paella y el jamón acompañado de una sangría fría, fría muy ad hoc.

Andando por sus calles, encuentras varias cosas que te hacen ver que  tiene más de cien años y que no hace falta que sea anunciado. Por ejemplo, encuentras edificios centenarios, donde a su salida encuentras limpiabotas, al puro estilo neoyorquino, te puedes encontrar a la gente de toda la vida, a esas ancianas con sus carritos o sus cestas de la compra  ¡con incluso los mismos delantales que antes! continúas viendo la misma ilusión en la gente que nunca antes la había visitado, el mismo espíritu de la gente joven que sale por allí, las mismas ganas de fotografía de todos los turistas, las mismas ganas de trabajar en lo que realmente te gusta, la misma búsqueda de la cultura. Prueba de ello son los músicos que exhiben su música en plena calle o ejecutivos que repasan en el mismo metro los últimos libros y manuales de gestión de empresas.

Antes de que abran las tiendas a las 10 de la mañana,  ya te encuentras con un ritmo que hace, aunque no quieras, despertarte, salir en alguna televisión, o encontrarte a algún “famosillo”, que te hagan una entrevista, que te pregunten donde queda un local...

Así es ella. Andas por sus calles plagadas de gente y a la vez vas tú solo. Siempre hay alguien que se queda embobado mirándola, ya sea asomado a las ventanas o parandose en seco para sacar un foto. Caminas entre músicos, entre turistas y limpiabotas, ejecutivos y obreros, mendigos, niños, abuelos e intelectuales, jóvenes, entre cantantes y dependientes, entre kioscos y zapaterías.

La Gran Vía no entiende de diferencias, es por esto por lo que se ha consagrado como la calle que mejor define y captura la esencia de Madrid.
Helena Rodríguez.

LIBRO: En el mar hay cocodrilos.
CANCIÓN: The killers, juliet and romeo.

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