miércoles, 10 de agosto de 2016

No tenemos que demostrar nada

¿Por qué paramos? Tantas mujeres luchando y que ahora se quede en la nada… No, no podemos traicionarlas. No hemos terminado. Mientras haya una víctima, no podemos abandonar.

Y es que a pesar de estar en la ‘era de la información’ cada día más mujeres son más machistas. Respeto todas las posiciones y colores pero os reconozco que no lo entiendo. No entiendo como la mujer tira piedras sobre su propio tejado. Hay cosas que NO se pueden justificar, y mucho menos la culpabilidad.

Una mujer de hoy en día tiene que demostrar mucho más que en los tiempos de la sumisión. Ahora no solo tenemos que aparecer perfectas e ideales en todos los momentos (¿?), sino que tenemos que luchar en cada conversación, como si tuviéramos que demostrar nuestra inteligencia. ¿Quién marcó estas pautas? Seguro que no fue una mujer.

No deberíamos estar en guardia todo el día, pero ahora lo estamos más que nunca. El maravilloso mundo de las redes sociales solo está sirviendo para ver quién es la más guapa, pero no porque ella lo valga, sino porque tiene que demostrárselo a una sociedad en la que, amigos, siguen existiendo unos patrones de belleza calificables como, sino machistas, sí sexistas. Fijaos qué fácil es encontrar el cartel de una mujer semidesnuda en cualquier parte.

Lo que me lleva a otra gilipollez. La puta operación bikini. Hay que ponerse a punto para el verano porque tenemos que empezar a enseñar ‘carnecita fresca’. ¿Para qué? Para demostrar al mundo lo perfectas que estamos, una vez más. Ojala la sociedad se empeñara lo mismo en ejercitar el cerebro. Porque sí, parece que seguimos teniendo la necesidad de demostrar cosas, y redimimos de nuestras culpas. Mal. Error 1.

Hay cosas que fallan: programas, actitudes y palabras que hacen que nos sintamos obligadas a justificarnos.

La lucha no está solo en el gym, la lucha está en la conciliación familiar, en el aumento de la baja de maternidad, en el salario igualitario, en una puta ley como Dios manda de violencia de género, por ejemplo. Vamos, lo básico que aún no tenemos.

Si quieres ir al gimnasio, ve. Si quieres tomarte mil hamburguesas con bacon y huevo frito, hazlo. Hazlo todo porque quieres. Que no se te olvide que tú eliges la vida que quieres tener, bien con una familia de 15 hijos o bien en tu estudio en el centro a tu rollo. SIN TENER QUE JUSTIFICARSE POR ELLO. Da explicaciones a quien las merece, o no.

Unas ejecutivas estresadas y de mal humor porque cada reunión es una batalla en territorio enemigo, tanto física (porque el trabajo vuelve empezar al llegar a casa con los peques) como emocional. Error 2. No hay profesiones que se distingan según el género. El tiempo del empresario que se iba de putas al acabar la reunión para cerrar un trato ha muerto.

No quiero ponerme extremista, los extremos al final llegan al mismo punto de la inmovilidad. Pero lo que quiero decir es que tenemos que despertar. No puede ser que ahora en la época del disfrute de las libertades seamos las propias mujeres las que nos pongamos la zancadilla entre nosotras.

No hay que renunciar a la feminidad por asemejarnos a los hombres, somos diferentes y nos complementamos, lo único, es que por desgracia, en algunas zonas/ sectores aún tenemos que hacernos valer. Sobre todo en los pequeños sitios o zonas más rurales donde aún la culpa se le echa a la mujer que no tiene preparada la comida a las 14:00.

¡Que vivan las mujeres que desean ser madres y formar una familia! ¡Que vivan las mujeres que desean justo lo contrario! A un hombre no se le echa en cara que se le va a pasar el arroz, a él no le preguntan en una entrevista de trabajo si tiene pensado tener un hijo,… en fin. Cosas.

Respetémonos cada una, respetémonos entre nosotras, nuestro cuerpo y nuestras ideas o actitudes y miremos de cara al mañana y construyamos algo. Por las mujeres ilustres de nuestra historia tenemos que seguir haciendo cosas para mejorar la sociedad. Sin cosas raras, sin extremismos ni violencia, pero no se os ocurra pensar que ya no necesitamos nada más. Porque si lo pensamos, habremos perdido.

No es una batalla para ver quien es mejor, ni siquiera debería ser una batalla. Es simplemente recordar que no podemos quedarnos en nuestro círculo de confort, porque aún no lo tenemos. Falta mucho camino.




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