¡Gracias abuelicos!

Abuelos…

Los abuelos son tus segundos padres, se convierten en toda una referencia. Te cuidan, te miman, te educan y a veces pasa el tiempo y se olvidan. No, en realidad esto no pasa. Recuerdas tu infancia y siempre aparecen.  Son tus primeros profesores, un profesorado de élite, porque te enseñan cosas de otros tiempos, cosas de la vida, porque te plantean preguntas y porque sientes inquietud por saber cómo fueron a nuestra edad.

Afortunados aquellos que los conserven, no solo en sus casas sino en sus memorias.  Un auténtico tesoro.

Abuelos y abuelas que te enseñan con detalle cada hoja nueva de una planta(que hay en una maceta que tú mismo pintaste), abuelas que te enseñan su receta secreta para poder hacer algún día esa tortilla de patatas…

Siempre habrá retos que superar, siempre habrá dolor, pero así será más gratificante la victoria. Siempre habrá tropiezos, pero siempre habrá alguien con mercromina para curarte la herida o incluso para darte un grito a tiempo que te avise antes de la caída.

Algunos de ellos ya no se acuerdan. No recuerdan como te enseñaron a ser lo que hoy en día eres. No se acuerdan de quienes son ni que hicieron. Pero siguen ahí. 

Estamos tan lejos pero tan cerca... siempre tienes cerca a quien quieres, y cuando digo cerca me refiero a la cercanía con que los sientes que es proporcional a lo que quieres a esa persona, independientemente de los kilómetros que físicamente te impiden darle un abrazo cada día. 

Cada uno hace su vida, eso ya lo sabemos, pero es bonito hacer tu vida recordando como empezaste a recorrerla. Desde el primer paso al último, pensando en quién te enseñó tal o cual cosa. 

Por todos aquellos que padezcan la enfermedad del olvido decirles que nosotros nos acordamos por ellos. Para aquellos que vivan con estos solo una cosa: mucho ánimo, paciencia y fuerza. Cada día es un reto y aunque parezca que no, todo tiene recompensa al final…

Dedicar tus horas a que el otro pase sus últimos días rodeado de felicidad y cariño es todo un honor. Recordar y respetar la dignidad del otro en momentos tan duros (que incluso ni él recuerde) es un síntoma del amor a la humanidad, para ellos solo decirles GRACIAS.  Me da igual repetirme, siempre cuando sea ésta la palabra protagonista a repetir no me cansaré. Gracias.