lunes, 18 de marzo de 2013

Cinco Horas con Mario


Este es un trabajo sobre el libro “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes. En él se expondrán dos cuestiones: la denuncia social y política, y los mecanismos que hacen que dicha denuncia se lleve a cabo.
Para ello será necesaria la investigación de algunos datos sobre la vida del vallisoletano Miguel Delibes, así como algunas de sus obras más sobresalientes.
En el primer interrogante sobre la denuncia social y política se verán los distintos temas que el autor abarca.
En la segunda cuestión se verán los mecanismos que Miguel Delibes usó para librarse de la censura y poder así llevar a cabo esa denuncia.
Miguel Delibes hasta 1960 trabajó en “El Norte de Castilla” un periódico vallisoletano donde llegó a ser director, tuvo problemas con la censura a principios de los años 60  porque hizo una campaña criticando el abandono de las tierras del campo debido al éxodo rural.  Tuvo, como él mismo dijo, la obligación moral de dimitir y se centró por ello en la literatura con su libro “las ratas” con temas de denuncia social.
Sus novelas de denuncia social se convirtieron casi en reportajes donde preocupaba más por los temas que por la forma literaria.  Pero fue con la obra “cinco horas con Mario” con la que combinó a la perfección las técnicas con la forma. La técnica sirvió en este caso como medio para que no advirtiera la censura toda la denuncia social que había.


1.           DENUNCIA SOCIAL Y POLÍTICA EN “CINCO HORAS CON MARIO”.
Los temas principales que desarrolla Delibes en esta obra son la denuncia de la corrupción y el “amiguismo”, el papel de la mujer de la época, la crítica a la policía (donde hace un símil con la crítica al régimen), los reproches y la incomunicación entre las personas, que lo asocia también a la incomunicación entre las dos Españas (quedan totalmente divididas en la Guerra Civil).
LOS REPROCHES.
Los reproches que se observan en la novela son de tipo personal contra Mario, de tipo familiar, de tipo social y de tipo ideológico.
De tipo personal:
Le reprocha varias cosas, entre ellas el que no le “regalase” sus poemas de amor que había escrito: “… por qué no me leíste nunca tus versos ni me dijiste tan siquiera que los hacías. De no ser por Elviro, yo en la inopia,…” (…)  “… que me sentó como un tiro tu desconfianza, para que lo sepas, y por más que insistí, que esos versos no eran para los demás, mira tú qué salida, como si se pudiera escribir a nadie”.
 También cuando empezaron a salir: “¡Si hasta para declararte fuiste roñoso, querido! Buena trabajina me diste pero me lo había prometido”.
 Al igual que con su forma de ser: “…que si a un conocido no le dices adiós, a santo de qué, si me lo puedes decir, vas a decírselo a un desconocido, que recuerdo el sofocón que me hiciste pasar junto a la botica”. “Entre esto, tus libros y tu afán de ir contracorriente, te has cargado a la ciudad entera cariño, y eso no se puede hacer”.
Además otro de los reproches personales con lo que ataca a Mario es su noche de bodas: “¡virgen tú! ¿Pero es que crees que me chupo el dedo, Mario, cariño? y no es que vaya a decir que eras un vicioso, que so tampoco, pero, vamos, algún desahogo de vez en cuando,… Luego lo de Madrid, de viaje de novios, que me hiciste pasar una humillación que no veas, un desprecio así, que empiezo por reconocer que yo estaba asustada, que sabía que tenía que pasar algo raro,… pero tú te acostaste y <buenas noches>, como si te hubieras metido en la cama con un carabinero”.
“Amor, amor dale con el amor, qué sabrá de amor un hombre que la noche de bodas se da media vuelta y si te he visto no me acuerdo, que una humillación así no la olvidaré por mil años que viva”.
De tipo familiar:
Le recrimina el que su familia no estuviera a su altura, que eran de una clase inferior a ella.
Por ejemplo: “…Hasta el mismo José María, ya ves, menudo elemento, santos, y Charo, para qué te voy a decir, perfecta, y los muebles de su casa, que entre todos no valían un perro chico, el que no era de nogal, caoba. Tu madre era graciosa, Mario, la persona más gloriosa del mundo,… el día que me enseño la fresquera en el ventanillo del baño, que yo náuseas, te lo juro.”
De tipo social:
Durante toda la novela, la esposa, Carmen o Menchu, reprocha a su marido todo lo que no le ha comprado, o todo no le que no le ha hecho o dicho. Por ejemplo, el tema del Seiscientos, donde también se muestra el papel de la mujer de la época (el marido era el que le tenía que comprar el coche). Menchu no deja de recriminarle a su marido el que no le comprase el coche, ya que era signo de estatus social, con esto se trata también el asunto de la apariencia, junto con el reproche de la cubertería de plata: “cena fría…”. Le reprocha lo del coche hasta tal punto que dice que es la causa de su “infidelidad”, porque no tenía coche y debía coger el autobús: “Mario, cariño, que al fin y al cabo que si a su tiempo me compras un Seiscientos, ni Tiburones ni Tiburonas” (el Tiburón era el coche de Paco).
Otro de los reproches que le hace a Mario es su renuncia a la clase media-alta a la que pertenece. Le reprocha también la dejadez, la falta de apariencia que tiene Mario le saca de quicio a Menchu, por eso el que odiase que fuera al Instituto en bicicleta: “lo que pasa es que tú tienes la debilidad de la bicicleta, de siempre, que menudos sofocones me has hecho pasar”.
Le recrimina que vaya en bicicleta, que eso no es propio de su estatus social. Le echa en cara el que se rodee con pobres, que haga amistades con ellos y no con gente de su “altura”.  Menchu le dice: “siempre hubo pobres y ricos, Mario, y obligación de los, a Dios gracias, tenemos suficiente es socorrer a los que no tienen pero tú enseguida a enmendar la plana, que encuentras defectos hasta en el Evangelio”.  “Mucho Dios y mucho prójimo, pero si los pobres estudian y dejan de ser pobres, ¿quieres decirme con quiénes vamos a ejercitar la caridad?”.
Además es un reproche que se ve cuando Menchu está en el velatorio y una de sus criadas se lamenta de la muerte de Mario y ella le corta en seco: “No le hubo más bueno que nuestro señor y ¡mírele ahí!...” (… )“No quiero escenas, Doro, ¡guárdese las lágrimas para mejor ocasión!”.
De tipo ideológico:
Le reprocha que no aceptase los “sobornos” o la corrupción: “dando por bueno que aquel guardia te pegara un coscorrón que lo dudo mucho, ¿no vale un coscorrón por un piso de 6 habitaciones, ascensor, agua caliente central y 700 de renta?”. “<No puedo prestarme a eso>, así, a boca llena con mayúsculas, hijo, como en tus libros, para que se oyera bien,…y a ti lo que te gusta por vivir es meter bulla, desafiar a la ciudad”.
“ Que no Mario, que pedís imposibles, un gallinero, eso una casa de locos, que por muchas vuelta que le des, la Inquisición era bien buena porque nos obligaba a todos a pensar en lo bueno, o sea en cristiano, ya lo ves en España, todos católicos y católicos a machamartillo, que hay que ver qué devoción, no como esos extranjerotes que ni se arrodillan para comulgar …, por mucho que digas tú, está organizado por la Masonería y el Comunismo”.
TRAGEDIA DE LA INCOMUNICACIÓN.
La incomunicación se da en varios ámbitos, hacemos dos divisiones: la del plano humano, y del plano ideológico.
Plano humano.
Se ve la incomprensión que siente Menchu y la incomprensión que vemos reflejado en Mario con su depresión: “…Mario padece ‘exceso de control emotivo e insatisfacción’”, “que no parabas de llorar,… Lo único, llantinas, me desgarrabas el corazón ¿eh?, llorabas como si te mataran, madre, ¡qué hipo!, imponías Mario”.
Son dos maneras de ver la vida. Una de un modo reaccionario (Carmen) y otra de un modo reflexivo (Mario).
Los reaccionarios son aquellos que siguen los caminos marcados, son estáticos, no quieren cambios. Se ve perfectamente reflejado en la figura de Menchu. La España reaccionaria es la partidaria de la Inquisición y del Régimen Franquista.
En cambio los de mentalidad reflexiva tienen los caminos aún por hacer. Son partidarios del progreso y queda representado en las figuras de Mario y de “el Correo.” Esta España es reflexiva en el sentido de que pretende cambiar los valores establecidos para crear una España más justa y libre, es la España de Mario.
El Progresismo estaba asociado con el anticlericalismo, pero Mario concibe  el progresismo con el Evangelio y con las citas bíblicas con las que comienza cada capítulo.
Hablará del dolor, de la hipocresía, de la impureza, del amor al prójimo, la tolerancia…
Por ejemplo: “… Mario convéncete, es lo mismo que tú de caridad, cero, Mario que te pasabas las tardes con los presos, escuchando sus historias, tú dirás qué provecho podías sacar de esa gentuza, que si la sociedad les hace el vacío por algo será”.
Plano ideológico.
Esa incomprensión se refleja también en el ámbito ideológico. “si tú hubieras sido un republicano de toda la vida, un republicano cien por cien, vaya me lo explico, pero si te has pasado la vida diciendo que República y Monarquía no son más que palabras, y que tanto daba la una que la otra y que lo importante es lo que estuviera debajo”.
Al igual que Menchu defiende la Inquisición y critica el Concilio, tachando a la Iglesia de exceso de aperturismo: “por más que ahora esté todo revuelto con eso del Concilio, debe meditar en la muerte a toda hora y vivir pensando que ha de morir, pues estaríamos arreglados” (…) “dichoso Concilio que todo lo está poniendo patas arriba, ya ves, la iglesia de los pobres, que buenos están los pobres como yo digo, y los que no somos pobre ¿qué?”.
O el porqué tienen que estudiar las mujeres: “… que lo de Menchu con los estudios, a la niña no la tiran los libros y yo la alabo el gusto, porque en definitiva, ¿para qué va a estudiar una mujer, Mario, si puede saberse?”.
CORRUPCIÓN.
Si tuviésemos que escoger un tema principal sobre el que gira la novela sería este. Toda esa incomprensión parte de la incomprensión hacia el Estado por parte de Mario.
El no hacer lo que el Estado y el Régimen (recordemos que estamos en el régimen franquista) quiera  significaba estar en su contra, es decir ser un enemigo. Por ello todo el rechazo a los favores que este le proporcionaba a Mario.
Uno de los ejemplos más claros es cuando el policía le agrede por ir en bicicleta a altas horas de la madrugada. O el rechazar el cordero. Todo ello desemboca en una depresión de Mario que Carmen es incapaz de comprender.

2.           MECANISMOS DE LA DENUNCIA SOCIAL Y POLÍTICA.
Para llevar a cabo esa denuncia social y política, previamente analizada, Miguel Delibes usó varios mecanismos para que la obra superase la censura y pudiese ser publicada, cumpliendo así una función social.
Para superar esa censura el autor usó como principal mecanismo las perspectivas. La historia es narrada en la mayoría de su extensión por Carmen, la recién viuda de Mario, de modo que usa esa perspectiva para hacer la denuncia de los temas anteriores.
La novela se puede dividir en distintas perspectivas, la del prólogo por la que conocemos los caracteres donde se muestran, no se cuentan datos sino que se enseñan.  La parte de monólogo de Menchu y la parte final.
Los acontecimientos no se desvelan de una manera nítida sino que nos lo muestra la perspectiva de “Menchu”, usando como principal aliada la ironía.
Este es uno de los mecanismos lingüísticos por lo que se define, el entender lo contrario de lo que se dice.
Esa combinación de perspectivas da más credibilidad al lector. Las perspectivas que hay en “Cinco horas con Mario” son:
-                     Las esquelas. Esto demuestra que es un hecho reciente, ya que las esquelas no aparecen antes del siglo XX. También nos muestra el nivel social de esta familia ya que no todo el mundo puede permitirse poner una esquela en el periódico debido a su alto precio.  
Con las esquelas no hacen falta explicaciones porque aparece todo: sus hijos, su mujer, etc. hace además una inclusión de elementos que no son de la novela, como el collage. Además es un elemento puramente periodístico.
-                     La tipografía. hay expresiones que están en cursiva como el inicio de cada capítulo con las frases que Mario tiene subrayadas de la Biblia. Por ejemplo: “En esto hemos conocido la caridad, en que Él dio su vida por nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos” o palabras que están entre comillas porque las dice un personaje pero no explica quién. Por ejemplo: “Eso son convencionalismos, mamá conmigo no cuentes”, o “a don Porfirio, el Amo, le disfrazaron de franciscano, ya ve”.
-                     El Narrador. proporciona otra perspectiva, más irónica.
Hace una descripción de movimientos: “Se descalza….” o “primero el lado izquierdo, luego del derecho, y besaban al aire, tal vez a algún cabello desmandado, de forma que una y otra sintieran los chasquidos de  los besos”. Es una técnica de cinematografía al igual que el flash back.  Hay también flash back durante toda la novela, vuelta atrás en el pasado, Carmen recuerda todo lo que pasó a lo largo del día. Esto se ve en los cambios de la forma de los verbos, de presente al pasado cuando lo recuerda: “hablemos francamente, y que  a los quince años de estar aquí, haya entrado en sociedad, cosa que ni tú ni los de tu camarilla habéis conseguido”. Esto es otra técnica de cine, como un guión.
Los personajes se muestran a través del lenguaje, se retratan así. Un gran ejemplo de ello es Mario, como Menchu reproduce sus palabras, como: “Dios es misericordioso; las guerras trastornan a muchas cosas” al hablar de lo que le pasó a Julia (se fue con un italiano) o “con la verdad por delante se va a todas partes” y otro gran ejemplo sería Paco. “… Paco decía “relación” por “reacción” y “perceptiva” por “perspectiva”…”. “No me irás a decir que te gusta un poco ese sietemesino” en palabras de Transi.
La personalidad de Mario se muestra mediante esos mecanismos ya que él no puede narrar en primera persona nada de lo ocurrido.
Delibes no se posiciona a favor o en contra de los dos personajes principales (Mario y Menchu) sino que deja que se muestren, no hay culpables, ni víctimas, ni buenos ni malos simplemente es lo que hay. No ofrece resultados sino que plantea interrogantes.
Es importante en esta novela la actitud del lector, ya que tras las vanguardias el lector es parte activa de la obra, y por ello debe hace un esfuerzo intelectual al que no estaba acostumbrado. Esto es lo que obliga a reflexionar y es lo que ocurre en esta obra, que el lector debe estar atento para captar quién dice cada cosa porque no hay diálogos, es todo un monólogo de Carmen.
En toda la obra puede decirse que no hay un orden establecido, un hilo conductor claro sino que son las citas de la Biblia lo que guían la trama. Esto ocurre porque es el recuerdo de Menchu, y la mente funciona de un modo inconexo, por eso se repiten varias de las cosas como por ejemplo el porqué no tenía “un Seiscientos”, o que la guerra le gustaba a Menchu.

CONCLUSIÓN.
Como conclusión de este trabajo nos quedamos con todas las aportaciones recibidas de él.
Descubrimos mejor a un Delibes en su etapa donde hace una mayor denuncia social, pudiendo comprender así la situación en la que vivió.
Nos demuestra varias de las facetas que más le preocupaban de la sociedad, como es el tema de la corrupción e incomunicación, temas que los trasciende hasta tal punto de compararlos con la situación de España y de las actitudes de los españoles tras la Guerra Civil.
Con esto podemos ver como conclusión final la manera de enlazar periodismo y literatura. Aplica la función social del periodismo en su obra, conjugándolo a la perfección con la literatura.

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