Este es un trabajo sobre el
libro “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes. En él se expondrán dos cuestiones: la denuncia
social y política, y los mecanismos que hacen que dicha denuncia se lleve a
cabo.
Para ello será necesaria la
investigación de algunos datos sobre la vida del vallisoletano Miguel Delibes,
así como algunas de sus obras más sobresalientes.
En el primer interrogante sobre
la denuncia social y política se verán los distintos temas que el autor abarca.
En la segunda cuestión se verán
los mecanismos que Miguel Delibes usó para librarse de la censura y poder así
llevar a cabo esa denuncia.
Miguel Delibes hasta 1960
trabajó en “El Norte de Castilla” un periódico vallisoletano donde llegó a ser
director, tuvo problemas con la censura a principios de los años 60 porque hizo una campaña criticando el
abandono de las tierras del campo debido al éxodo rural. Tuvo, como él mismo dijo, la obligación moral
de dimitir y se centró por ello en la literatura con su libro “las ratas”
con temas de denuncia social.
Sus novelas de denuncia social
se convirtieron casi en reportajes donde preocupaba más por los temas que por
la forma literaria. Pero fue con la obra
“cinco horas con Mario” con la que combinó a la perfección las técnicas
con la forma. La técnica sirvió en este caso como medio para que no advirtiera
la censura toda la denuncia social que había.
1.
DENUNCIA
SOCIAL Y POLÍTICA EN “CINCO HORAS CON MARIO”.
Los temas principales que
desarrolla Delibes en esta obra son la denuncia de la corrupción y el
“amiguismo”, el papel de la mujer de la época, la crítica a la policía (donde
hace un símil con la crítica al régimen), los reproches y la incomunicación
entre las personas, que lo asocia también a la incomunicación entre las dos
Españas (quedan totalmente divididas en la Guerra Civil).
LOS REPROCHES.
Los reproches que se observan
en la novela son de tipo personal contra Mario, de tipo familiar, de tipo
social y de tipo ideológico.
De tipo personal:
Le reprocha varias cosas, entre
ellas el que no le “regalase” sus poemas de amor que había escrito: “… por qué no me leíste nunca tus versos ni
me dijiste tan siquiera que los hacías. De no ser por Elviro, yo en la
inopia,…” (…) “… que me sentó como un tiro tu desconfianza, para que lo sepas, y por
más que insistí, que esos versos no eran para los demás, mira tú qué salida,
como si se pudiera escribir a nadie”.
También cuando empezaron a salir: “¡Si hasta para declararte fuiste roñoso,
querido! Buena trabajina me diste pero me lo había prometido”.
Al igual que con su forma de ser: “…que si a un conocido no le dices adiós, a santo de qué, si me lo
puedes decir, vas a decírselo a un desconocido, que recuerdo el sofocón que me
hiciste pasar junto a la botica”. “Entre esto, tus libros y tu afán de ir
contracorriente, te has cargado a la ciudad entera cariño, y eso no se puede
hacer”.
Además otro de los reproches
personales con lo que ataca a Mario es su noche de bodas: “¡virgen tú! ¿Pero es que crees que me chupo el dedo, Mario, cariño? y
no es que vaya a decir que eras un vicioso, que so tampoco, pero, vamos, algún
desahogo de vez en cuando,… Luego lo de Madrid, de viaje de novios, que me
hiciste pasar una humillación que no veas, un desprecio así, que empiezo por
reconocer que yo estaba asustada, que sabía que tenía que pasar algo raro,…
pero tú te acostaste y <buenas noches>, como si te hubieras metido en la
cama con un carabinero”.
“Amor, amor dale con el amor, qué sabrá de amor un
hombre que la noche de bodas se da media vuelta y si te he visto no me acuerdo,
que una humillación así no la olvidaré por mil años que viva”.
De tipo familiar:
Le recrimina el que su familia
no estuviera a su altura, que eran de una clase inferior a ella.
Por ejemplo: “…Hasta el mismo José María, ya ves, menudo
elemento, santos, y Charo, para qué te voy a decir, perfecta, y los muebles de
su casa, que entre todos no valían un perro chico, el que no era de nogal,
caoba. Tu madre era graciosa, Mario, la persona más gloriosa del mundo,… el día
que me enseño la fresquera en el ventanillo del baño, que yo náuseas, te lo
juro.”
De tipo social:
Durante toda la novela, la
esposa, Carmen o Menchu, reprocha a su marido todo lo que no le ha comprado, o
todo no le que no le ha hecho o dicho. Por ejemplo, el tema del Seiscientos,
donde también se muestra el papel de la mujer de la época (el marido era el que
le tenía que comprar el coche). Menchu no deja de recriminarle a su marido el
que no le comprase el coche, ya que era signo de estatus social, con esto se
trata también el asunto de la apariencia, junto con el reproche de la
cubertería de plata: “cena fría…”. Le
reprocha lo del coche hasta tal punto que dice que es la causa de su
“infidelidad”, porque no tenía coche y debía coger el autobús: “Mario, cariño, que al fin y al cabo que si a
su tiempo me compras un Seiscientos, ni Tiburones ni Tiburonas” (el Tiburón
era el coche de Paco).
Otro de los reproches que le
hace a Mario es su renuncia a la clase media-alta a la que pertenece. Le
reprocha también la dejadez, la falta de apariencia que tiene Mario le saca de
quicio a Menchu, por eso el que odiase que fuera al Instituto en bicicleta: “lo que pasa es que tú tienes la debilidad
de la bicicleta, de siempre, que menudos sofocones me has hecho pasar”.
Le recrimina que vaya en
bicicleta, que eso no es propio de su estatus social. Le echa en cara el que se
rodee con pobres, que haga amistades con ellos y no con gente de su
“altura”. Menchu le dice: “siempre hubo pobres y ricos, Mario, y
obligación de los, a Dios gracias, tenemos suficiente es socorrer a los que no
tienen pero tú enseguida a enmendar la plana, que encuentras defectos hasta en
el Evangelio”. “Mucho Dios y mucho
prójimo, pero si los pobres estudian y dejan de ser pobres, ¿quieres decirme
con quiénes vamos a ejercitar la caridad?”.
Además es un reproche que se ve
cuando Menchu está en el velatorio y una de sus criadas se lamenta de la muerte
de Mario y ella le corta en seco: “No le
hubo más bueno que nuestro señor y ¡mírele ahí!...” (… )“No quiero escenas,
Doro, ¡guárdese las lágrimas para mejor ocasión!”.
De tipo ideológico:
Le reprocha que no aceptase los
“sobornos” o la corrupción: “dando por
bueno que aquel guardia te pegara un coscorrón que lo dudo mucho, ¿no vale un
coscorrón por un piso de 6 habitaciones, ascensor, agua caliente central y 700
de renta?”. “<No puedo prestarme a eso>, así, a boca llena con
mayúsculas, hijo, como en tus libros, para que se oyera bien,…y a ti lo que te
gusta por vivir es meter bulla, desafiar a la ciudad”.
“ Que no Mario, que pedís imposibles, un gallinero,
eso una casa de locos, que por muchas vuelta que le des, la Inquisición era
bien buena porque nos obligaba a todos a pensar en lo bueno, o sea en
cristiano, ya lo ves en España, todos católicos y católicos a machamartillo,
que hay que ver qué devoción, no como esos extranjerotes que ni se arrodillan
para comulgar …, por mucho que digas tú, está organizado por la Masonería y el
Comunismo”.
TRAGEDIA DE LA INCOMUNICACIÓN.
La incomunicación se da en
varios ámbitos, hacemos dos divisiones: la del plano humano, y del plano
ideológico.
Plano humano.
Se ve la incomprensión que
siente Menchu y la incomprensión que vemos reflejado en Mario con su depresión:
“…Mario padece ‘exceso de control emotivo e insatisfacción’”, “que no parabas
de llorar,… Lo único, llantinas, me desgarrabas el corazón ¿eh?, llorabas como
si te mataran, madre, ¡qué hipo!, imponías Mario”.
Son dos maneras de ver la vida.
Una de un modo reaccionario (Carmen) y otra de un modo reflexivo (Mario).
Los reaccionarios son aquellos
que siguen los caminos marcados, son estáticos, no quieren cambios. Se ve
perfectamente reflejado en la figura de Menchu. La España reaccionaria es la
partidaria de la Inquisición y del Régimen Franquista.
En cambio los de mentalidad
reflexiva tienen los caminos aún por hacer. Son partidarios del progreso y
queda representado en las figuras de Mario y de “el Correo.” Esta España es
reflexiva en el sentido de que pretende cambiar los valores establecidos para
crear una España más justa y libre, es la España de Mario.
El Progresismo estaba asociado
con el anticlericalismo, pero Mario concibe
el progresismo con el Evangelio y con las citas bíblicas con las que
comienza cada capítulo.
Hablará del dolor, de la
hipocresía, de la impureza, del amor al prójimo, la tolerancia…
Por ejemplo: “… Mario
convéncete, es lo mismo que tú de caridad, cero, Mario que te pasabas las
tardes con los presos, escuchando sus historias, tú dirás qué provecho podías
sacar de esa gentuza, que si la sociedad les hace el vacío por algo será”.
Plano ideológico.
Esa incomprensión se refleja
también en el ámbito ideológico. “si tú
hubieras sido un republicano de toda la vida, un republicano cien por cien,
vaya me lo explico, pero si te has pasado la vida diciendo que República y
Monarquía no son más que palabras, y que tanto daba la una que la otra y que lo
importante es lo que estuviera debajo”.
Al igual que Menchu defiende la
Inquisición y critica el Concilio, tachando a la Iglesia de exceso de
aperturismo: “por más que ahora esté todo
revuelto con eso del Concilio, debe meditar en la muerte a toda hora y vivir
pensando que ha de morir, pues estaríamos arreglados” (…) “dichoso Concilio que todo lo está poniendo
patas arriba, ya ves, la iglesia de los pobres, que buenos están los pobres
como yo digo, y los que no somos pobre ¿qué?”.
O el porqué tienen que estudiar
las mujeres: “… que lo de Menchu con los
estudios, a la niña no la tiran los libros y yo la alabo el gusto, porque en
definitiva, ¿para qué va a estudiar una mujer, Mario, si puede saberse?”.
CORRUPCIÓN.
Si tuviésemos que escoger un
tema principal sobre el que gira la novela sería este. Toda esa incomprensión
parte de la incomprensión hacia el Estado por parte de Mario.
El no hacer lo que el Estado y
el Régimen (recordemos que estamos en el régimen franquista) quiera significaba estar en su contra, es decir ser
un enemigo. Por ello todo el rechazo a los favores que este le proporcionaba a
Mario.
Uno de los ejemplos más claros
es cuando el policía le agrede por ir en bicicleta a altas horas de la
madrugada. O el rechazar el cordero. Todo ello desemboca en una depresión de
Mario que Carmen es incapaz de comprender.
2.
MECANISMOS
DE LA DENUNCIA SOCIAL Y POLÍTICA.
Para llevar a cabo esa denuncia
social y política, previamente analizada, Miguel Delibes usó varios mecanismos
para que la obra superase la censura y pudiese ser publicada, cumpliendo así
una función social.
Para superar esa censura el
autor usó como principal mecanismo las perspectivas. La historia es narrada en la
mayoría de su extensión por Carmen, la recién viuda de Mario, de modo que usa
esa perspectiva para hacer la denuncia de los temas anteriores.
La novela se puede dividir en
distintas perspectivas, la del prólogo por la que conocemos los caracteres
donde se muestran, no se cuentan datos sino que se enseñan. La parte de monólogo de Menchu y la parte
final.
Los acontecimientos no se
desvelan de una manera nítida sino que nos lo muestra la perspectiva de
“Menchu”, usando como principal aliada la ironía.
Este es uno de los mecanismos
lingüísticos por lo que se define, el entender lo contrario de lo que se dice.
Esa combinación de perspectivas
da más credibilidad al lector. Las perspectivas que hay en “Cinco horas con
Mario” son:
-
Las
esquelas. Esto demuestra que es un hecho reciente, ya que las esquelas no
aparecen antes del siglo XX. También nos muestra el nivel social de esta
familia ya que no todo el mundo puede permitirse poner una esquela en el
periódico debido a su alto precio.
Con las esquelas no
hacen falta explicaciones porque aparece todo: sus hijos, su mujer, etc. hace
además una inclusión de elementos que no son de la novela, como el collage. Además es un elemento puramente
periodístico.
-
La
tipografía. hay expresiones que están en cursiva como el inicio de cada
capítulo con las frases que Mario tiene subrayadas de la Biblia. Por ejemplo: “En esto hemos conocido la caridad, en que
Él dio su vida por nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos”
o palabras que están entre comillas porque las dice un personaje pero no
explica quién. Por ejemplo: “Eso son
convencionalismos, mamá conmigo no cuentes”, o “a don Porfirio, el Amo, le disfrazaron de franciscano, ya ve”.
-
El
Narrador. proporciona otra perspectiva, más irónica.
Hace una
descripción de movimientos: “Se
descalza….” o “primero el lado
izquierdo, luego del derecho, y besaban al aire, tal vez a algún cabello
desmandado, de forma que una y otra sintieran los chasquidos de los besos”. Es una técnica de
cinematografía al igual que el flash back. Hay también flash back durante toda la novela, vuelta atrás en el pasado, Carmen
recuerda todo lo que pasó a lo largo del día. Esto se ve en los cambios de la
forma de los verbos, de presente al pasado cuando lo recuerda: “hablemos francamente, y que a los quince años de estar aquí, haya entrado
en sociedad, cosa que ni tú ni los de tu camarilla habéis conseguido”. Esto
es otra técnica de cine, como un guión.
Los personajes se
muestran a través del lenguaje, se retratan así. Un gran ejemplo de ello es
Mario, como Menchu reproduce sus palabras, como: “Dios es misericordioso; las guerras trastornan a muchas cosas” al
hablar de lo que le pasó a Julia (se fue con un italiano) o “con la verdad por delante se va a todas
partes” y otro gran ejemplo sería Paco. “… Paco decía “relación” por “reacción” y “perceptiva” por
“perspectiva”…”. “No me irás a decir que te gusta un poco ese sietemesino” en
palabras de Transi.
La personalidad de
Mario se muestra mediante esos mecanismos ya que él no puede narrar en primera
persona nada de lo ocurrido.
Delibes no se posiciona a favor
o en contra de los dos personajes principales (Mario y Menchu) sino que deja
que se muestren, no hay culpables, ni víctimas, ni buenos ni malos simplemente
es lo que hay. No ofrece resultados sino que plantea interrogantes.
Es importante en esta novela la
actitud del lector, ya que tras las vanguardias el lector es parte activa de la
obra, y por ello debe hace un esfuerzo intelectual al que no estaba
acostumbrado. Esto es lo que obliga a reflexionar y es lo que ocurre en esta
obra, que el lector debe estar atento para captar quién dice cada cosa porque
no hay diálogos, es todo un monólogo de Carmen.
En toda la obra puede decirse
que no hay un orden establecido, un hilo conductor claro sino que son las citas
de la Biblia lo que guían la trama. Esto ocurre porque es el recuerdo de
Menchu, y la mente funciona de un modo inconexo, por eso se repiten varias de
las cosas como por ejemplo el porqué no tenía “un Seiscientos”, o que la guerra
le gustaba a Menchu.
CONCLUSIÓN.
Como conclusión de este trabajo
nos quedamos con todas las aportaciones recibidas de él.
Descubrimos mejor a un Delibes
en su etapa donde hace una mayor denuncia social, pudiendo comprender así la
situación en la que vivió.
Nos demuestra varias de las
facetas que más le preocupaban de la sociedad, como es el tema de la corrupción
e incomunicación, temas que los trasciende hasta tal punto de compararlos con
la situación de España y de las actitudes de los españoles tras la Guerra Civil.
Con esto podemos ver como
conclusión final la manera de enlazar periodismo y literatura. Aplica la
función social del periodismo en su obra, conjugándolo a la perfección con la
literatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario